RAFAEL GUMUCIO / ESCRITOR

Escribo en cama. Proust, que estaba siempre enfermo hacía lo mismo. Truman Capote también. Escribo bajo las sábanas sin piernas para escaparme. Escribo entre la vigilia y el sueño, navegando en esa balsa que es mi cama. Trabajo en un lugar en que nadie puede trabajar. Tejo las palabras como una sábana, me cubro de lo que escribo para no tener que salir al mundo que amanece y anochece en las ventanas. Navego, floto, me hundo en el Ganges de la cama, decía Roberto Merino, me disuelvo con los muertos que en sus sábanas de piedra y mármol comparten la misma infinita sábana sin fin.
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